Él también está al lado, conmigo, trabajando, los dos en el estudio, en casa, en un silencio cómplice, en una extraño abismo en las formas de trabajar, de ver lo que pintamos, de vivir nuestra filosofía en el arte.
Pero al fin y al cabo un inmenso respeto, un placer bestial de ver al otro crear, ser en la pintura y fuera de ella, de creer en uno y en el otro, crecer juntos y seguir.
Xavi pinta así:
"Xavier es el agua limpia que corre ligera por el cauce del rio. Con sus ojos nos enseña a ver realidades que nosotros no vemos. Es solidario con el dolor y su obra nos enfrenta con los confines ultimos del sufrimiento de un mundo que acepta su dolor y lo transmite, inconsciente,a sus hijos. Xavier cuando pinta o moldea su “obra Triste”, es un ser atormentado por la misma obra, que lo trasciende, y solo puede mirarla, enseñarla a los demas y dejar que se aleje sin poder aliviar el destino oscuro, frio y sin esperanza de tanta criatura que sufre y muere de hambre y desamor. Eso veo en la “obra Triste de xavier mateo. "
(Palabras de Francisco Mateo)
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